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MITTON, L., FINANCIAL INCLUSION IN THE UK. REVIEW OF POLICY AND PRACTICE. YORK, Joseph Rowntree Foundation, 2008, 103 p.
Ref. 157482
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Palabras clave:
Acceso, Entidades financieras, Exclusión social, Experiencias, Factor de riesgo, Inclusión social, Recomendaciones, Servicios de apoyo, Reino Unido

Resumen:
La incapacidad para acceder a los servicios financieros se ha convertido en una preocupación tanto para un buen número de ciudadanos británicos como para la gestión pública en Gran Bretaña. Para los primeros, porque situarse fuera de los principales servicios financieros significa ser excluidos de préstamos, créditos, seguros e, incluso puede dificultar abrir una cuenta corriente, con los problemas que esto conlleva respecto a ciertos pagos o ingresos subvencionados. Son precisamente quienes representan mayores niveles de pobreza o mayor riesgo de caer en ella –jóvenes,mayores, inmigrantes, drogodependientes, mujeres solas o familias monoparentales– quienes mayores obstáculos encuentran para acceder a los recursos y herramientas financieras, e introducirse así en el círculo vicioso que representa el no disponer de dinero y, por tanto, quedar al margen de los servicios bancarios y financieros. Las personas que en Gran Bretaña no disponen siquiera de una cuenta bancaria, es decir, aquellas que sufren la máxima exclusión financiera, eran, según el estudio, 2 millones de habitantes en 2005, cifra que, si bien se redujo respecto a 2003 (cuando eran 2,8 millones), representa el 3,3% de la población británica. Estos ciudadanos deberán enfrentarse a intereses por cobro de cheques, giros económicos u otro tipo de recargos, con el peligro que puede acarrear en determinados colectivos más desfavorecidos llevar encima determinadas cantidades de dinero en efectivo. Del estudio se desprende que no solamente los más desfavorecidos pueden verse excluidos del sistema financiero básico, sino también las clases medias, las cuales, si bien están más habituadas y ligadas al sistema financiero y de consumo, en épocas de crisis monetaria o enfermedades, por ejemplo, pueden perder sus ahorro, ver elevarse los préstamos y seguros, y terminar por descender en la escala social hasta vislumbrar de cerca la pobreza real.